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lunes, 22 de diciembre de 2008

LAS SORPRESAS DE LA VIDA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Nunca pensé en la posibilidad de enlace entre dos artículos de mi blog a causa de referirse a un mismo tema aunque con matices completamente contrapuestos, pero: “La vida nos depara sorpresas que, no por ser esperadas de un momento a otro a causa de la longevidad, dejan de serlo”.

Con motivo de mi jubilación, tuve que dejar mis actuaciones como veterinario taurino y por esta causa no asistí este año a la feria de San Antolín de Medina del Campo como integrante del equipo veterinario de la plaza de toros.
Esta obligada ausencia, conllevó mi desconexión con mis amigos de esas tierras. Desconexión que en el caso de mi entrañable y respetado amigo D. Emilio Casares Herrero será por tiempo indefinido ya que Dios ha querido acoger en su seno, tras permanecer entre nosotros noventa y cuatro años de existencia,a una de las personas más cultas, educadas y buenas que he conocido en mi vida.
No pude estar con él en sus últimos momentos y en verdad que me hubiera gustado puesto que sé que él lo hubiera agradecido sobremanera puesto que parece que mi presencia le revitalizaba al ser ambos aficionados de verdad a nuestra fiesta más nacional y sintonizar en todo lo bueno que éste sin par evento dramático-lúdico representa.






Hemos pasado muchas horas en compañía, no solo en la tertulia que él, como “alma mater”, sustentaba en la cafetería "Granja Terra", sino en su casa, en su museo e incluso en mi clínica veterinaria de la calle Recoletas a donde (y como excepción que me honra) acudió D. Emilio en más de una ocasión en sus escasas salidas de la tarde. El siempre me nombró como su amigo lo que me enorgullecía sobremanera. Y me lo demostró invitándome a todos los acontecimientos de homenaje que se le tributaron tanto a nivel ciudad de Valladolid como nacionales. ¡Un amigo de verdad!






Fue mi padrino de alternativa en la presentación de mi primer libro taurino “Incursión por el mundo de los toros” en el incomparable marco del Casino de Castilla y León y mi punto de apoyo al poner a mi disposición todo su coleccionismo taurino al tiempo que su ayuda para buscar cualquier tema, pues D. Emilio se conocía, como si de su propia palma de la mano se tratara, todo lo que su vasto museo contenía.
Quiso que actuara como presentador de su último libro “Valladolid en la Historia Taurina (1152-1890)", en compañía del Alcalde y del Presidente de la Diputación en el Hotel Trip Sofía de la ciudad de Valladolid con la colaboración de la Federación Taurina Vallisoletana.
Hoy cuando he entrado en internet para saber su número de teléfono y felicitarle como todos los años las Fiestas Navideñas, me he encontrado con la desagradable sorpresa de una noticia en la que el Alcalde que ha hecho de Valladolid, a imagen y semejanza de Carlos III, una gran ciudad, recordaba, con unas palabras a D. Emilio fallecido en el día antes, en su homenaje tributado por la Peña Afición Vallisoletana.
Un estremecimiento recorrió mi cuerpo al conocer la noticia de su óbito, máxime cuando semanas atrás le había dedicado uno de los artículos de mi blog, y esperaba comentárselo en persona cuando arribara por Valladolid.
Me hubiera gustado acompañar al amigo en su último momento en esta vida, pero mi oración la ha tenido en cuanto supe su desaparición momentánea pues estoy seguro que desde el cielo estará velando no solo por todos nosotros, las personas queridas por él, sino por todos los que de alguna manera intervienen, para que perviva la Fiesta de los Toros, que fue su pasión.
Muchas cosas se le deben a D. Emilio: los medinenses, el que por su iniciativa su tío construyera la plaza de toros de Medina del Campo; los que dan las crónicas taurinas en Valladolid muchos de sus conocimientos dimanados de los legajos que el erudito D. Emilio poseía y ponía a su disposición en todo momento; los mandatarios de la ciudad de Valladolid, las prestaciones desinteresadas para las exposiciones taurinas realizadas y todos cuantos hemos hecho nuestros “pinitos” en la escritura de libros o artículos taurinos su aportación precisa del documento requerido y que él poseía en su colección taurina.

Nos dejó un día 7 de noviembre del año en curso, rompiendo con el simbolismo del tres que tanto influyó en su vida, si bien coincidía con el cumpleaños de su hija María José a la que en compañía de su hermano Emilio, continuador de la afición del padre, les damos nuestro más sincero pésame por tan irreparable pérdida.
Nunca consiguió de mí el tuteo a pesar de pedírmelo en mil ocasiones, porque era muy superior el respeto que le profesaba a pesar de nuestra verdadera amistad, por ello D. Emilio: “Le deseo que ocupe el puesto de asesor taurino de San Pedro Regalado en ese sitio de privilegio que sin duda alguna ocupará en el cielo para seguir haciendo realidad, EN LO MÁS ALTO, su verdadera pasión”.
¡Va por usted querido amigo para que siga siendo feliz junto al Altísimo que seguro seguirá “repartiendo suerte” en este difícil mundo del toro!